Como anarcosindicalistas, no consideramos que estas convocatorias-espectáculo cumplan con lo que una huelga debe aspirar a ser, ya que ésta constituye una de las más poderosas herramientas de las que disponemos el proletariado. Sin embargo, la acción directa, el sabotaje, la solidaridad y la confrontación directa con aquellos que nos abocan a la miseria, que son una constante imprescindible en nuestra lucha, cobran un enorme protagonismo en estos días en los que dejamos de lado nuestros puestos de trabajo y estudio para dedicarle todas nuestras fuerzas a luchar y difundir las ideas anarquistas.
Así pues, no faltaron las acciones para señalar a los culpables de esta situación, la propaganda en las calles y los centros de estudio. Día y noche los anarcosindicalistas estuvimos en las calles para dejar claro nuestro mensaje.
Durante la huelga estudiantil se acudió a la manifestación del Sindicato de Estudiantes con propaganda. En el transcurso de la manifestación, pudimos observar cómo los muros se llenaban de mensajes anarquistas; “Por una educación libertaria”, “Sindicatos traidores”, “Encerrando no se educa” o “Huelga salvaje” son algunos ejemplos de lo que se exponía a lo largo de la calle Atocha.
El 24 de Octubre, los profesores y el resto de la comunidad educativa se unía a la convocatoria de huelga. Comenzamos el día bien temprano, en Carabanchel. Acudimos en piquete a los diferentes colegios e institutos, coreando mensajes llamando a la huelga, e intentando interrumpir el normal transcurso de la jornada, en aquellos centros en los que eso era posible, ya que no había demasiados esquiroles.
A media mañana, acudimos a Ciudad Universitaria, continuando con nuestros piquetes.
El panorama en Ciudad Universitaria era vergonzoso. Mientras los nazis amenazaban con un puñal a unas huelguistas en el campus de Cantoblanco, en la facultad de Derecho de la UCM, asomaban con provocaciones y una bandera española unos cuantos fascistas cobardes. Ante esto, algunas trabajadoras nos animaban a que entrásemos a frenar a la escoria que se mofaba de nosotros desde la ventana, y la “asamblea de derecho” en un acto de vanguardismo- ignorando la voluntad de las cientos de personas que allí nos encontrábamos indignadas, y la de los propios trabajadores de la facultad que tenían que aguantar aquella escena, como tantas otras –impedía el paso a la facultad, para evitar el conflicto. Cánticos que eludían el problema del fascismo en ese momento para distraer la atención, con unos cuantos [aspirantes a] políticos a la cabeza del pasacampus que intentaban llevarse al resto de los huelguistas a otro lado, y otros pocos a modo de “segurata” en la puerta para frenar a los que quiseramos entrar, es un esbozo de la patética escena que vivimos allí.
La pretensión de construir un movimiento estudiantil, a costa de mostrarse pasivo ante la presencia de fascistas en la universidad, a costa de crear cúpulas en un supuesto movimiento asambleario, a costa de pasar por alto la voluntad de los trabajadores en la universidad… No nos vale.
La asamblea como fin, o como moda, no nos vale tampoco, ni que la dinámica que se esconda tras esta careta de asamblearismo sea un núcleo –cúpula- de militantes que manejan la información, y que manejen asambleas totalmente volubles, de gente que va y viene, y que conforman el grueso del movimiento estudiantil. Eso no es horizontal, y vender lo contrario es traicionar a los que llevamos años peleando por una lucha verdaderamente horizontal.
En definitiva, el panorama estudiantil en Ciudad Universitaria no era otra cosa que desesperante, pero a pesar de esto, se consiguió aglutinar a un gran bloque de gente que marchó más tarde hacia derecho para intentar expulsar a los fascistas.
Por la tarde, se habían convocado varias manifestaciones, a las cuales se acudió con panfletos para intentar mostrar nuestro discurso. No quisimos acudir en bloque a la manifestación convocada por los sindicatos del poder, para no darle a esta pantomima ninguna legitimidad por nuestra parte.
Para nosotros estos sindicatos que forman parte del sistema no son, siquiera, un frente más que lucha contra lo establecido, no podemos considerar que estén ni lejanamente de nuestro lado. Estos sindicatos son parte de la estructura del poder que perpetua la miseria y la injusticia, son un engranaje más de este sistema, que sirve para canalizar la protesta, y que esta no salga nunca de los márgenes, del espectáculo, la queja estéril, el mendigarle mejoras al Estado, de mantener la apariencia de libertad y de oposición a lo establecido.
Para terminar la jornada, cabe señalar, que el mitin de estos sindicatos traidores, culminó con la intervención de algunos compañeros (algunos anarquistas, otros no, unos pocos de CNT, aunque esta acción no venía en ningún caso impulsada por el sindicato) con bengalas, una pancarta que decía “Como en Baleares, asambleas por la huelga indefinida”, y a grito de “CCOO y UGT, sindicatos del poder”, “CCOO, sindicato traidor”, “Ni Rectores, ni Decanas, asambleas soberanas”…
Para nosotros la huelga siempre será un día para señalar a aquellos que perpetúan la miseria, y señalaremos a los patrones, a los políticos, a los rectores, a los decanos, a los esquiroles y a los sindicatos traidores.
¡Hacia la huelga indefinida! ¡Por la anarquía!