En el próximo mes de diciembre, las trabajadoras de la enseñanza pública madrileña seremos llamadas a las urnas para elegir a nuestros representantes sindicales. Es de todos conocido que semejante acto de democracia pretende reproducir la estructura y valores del parlamentarismo en el ámbito del trabajo.
Como recordatorio histórico queremos señalar que estas elecciones son herederas de las que se realizaban durante la dictadura franquista. En esa época existía un sindicato obligatorio, el Sindicato Vertical. Periódicamente los trabajadores eran llamados a elegir a sus Enlaces Sindicales. Aunque otros sindicatos estaban prohibidos, los miembros de CCOO, de USO, sectores cristianos, comunistas… participaban en las elecciones como independientes. CNT y UGT boicoteaban esos procesos electorales porque los consideraban simples farsas que pretendían dar un aire democrático a la dictadura, y evitar cualquier tipo de conflicto social. Cuando murió Franco, desapareció el Sindicato Vertical gracias a las múltiples protestas de los trabajadores, y la democracia, tras los Pactos de la Moncloa, que desmovilizaron a la clase obrera, dio paso a una multitud de sindicatos que funcionan sobre la base organizativa y electoral heredadas del franquismo.
Dejemos a un lado la historia. Nuestro deber es revisar los verdaderos logros de los sindicatos presentes en el panorama sindical de la enseñanza pública madrileña durante los últimos cuatro años: ninguno.
Nada bueno puede augurar el panorama sindical madrileño: ANPE, CCOO, UGT, CSIT, CSIF, USO, CGT y STEM son sindicatos o asociaciones profesionales con diferencias apreciables. Unos son conservadores como ANPE y CSIF, otros progresistas y supuestamente de clase como CCOO y UGT, unos se presentan como alternativa, como CGT, otros son confesionales como USO, muchos son corporativos como ANPE o CSIT. Pese a las diferencias todos tienen algo en común y es que todos responden al modelo sindical que arriba hemos descrito: subvenciones, liberados sindicales, aparatos burocráticos jerarquizados, clientelismo, pactismo, etc.
Frente a este modelo sindical, proponemos como alternativa las asambleas de trabajadoras: sin liberados y sin subvenciones. Un modelo basado en la participación y la organización entre iguales, alejado del circo de elecciones, apoderados e interventores. Un modelo en el que las trabajadoras se organicen para mejorar sus condiciones laborales, involucrándose de forma activa en la lucha, sin delegar en liberados que, una vez pasadas las elecciones, se olvidan del programa que prometieron cumplir. ¿Has visto alguna vez que los liberados sindicales den explicaciones por aquellas promesas electorales que quedaron en el aire?
Hay que tener en cuenta, además, que estos liberados están encuadrados dentro de uno de esos grandes sindicatos arriba citados, a los cuales les interesan muy poco tus condiciones laborales. Estos sindicatos solo quieren de ti tu voto, tu cuota y tu silencio. Tienen problemas más importantes que tu situación laboral, como las cuestiones de alta política que tratarán en la mesas sectoriales: pactos, reconversiones y grandes acuerdos pasan por sus manos. Y gracias a ellos, cada año que pasa hay nuevos retrocesos. Las asambleas de trabajadoras proporcionan, en oposición, la autonomía de tomar tus propias decisiones sin atender a politiqueos, conociendo de primera mano las necesidades de tu centro y luchando de forma directa por ellas sin concesiones por supùestos intereses macroeconómicos o políticos.
Por todo lo dicho, podemos afirmar que las elecciones sindicales y todo el sistema sindical español actual defienden los intereses de la patronal, en este caso, la Administración. Y es que, ¿cómo van a defender los intereses de las trabajadoras frente a la Administración, cuando esta es una de las encargadas de mantener económicamente a estos sindicatos? Según el Extracto de la Resolución de la Subsecretaría de Educación y Formación Profesional de 18 de septiembre de 2018 por la que se convoca procedimiento de concesión de subvenciones a organizaciones sindicales representativas del personal funcionario docente de los centros públicos de enseñanza no universitaria, correspondiente al año 2018 y publicado en el BOE del 8 de octubre de este año, el importe de la subvención es de 91.640,00 euros, a repartir entre las distintas organizaciones sindicales beneficiarias.
¿Qué podemos hacer ante esto? Por salud mental quizás sea útil no participar de esta pantomima acudiendo a votar, aunque eso no es lo más relevante. Lo fundamental es organizarse en los centros en secciones sindicales y asambleas horizontales y autónomas de trabajadoras, en las que todas participen, todas luchen y todas decidan; que potencien la autonomía, el sentido crítico y los principios que sostienen la ética de la integridad.
No votes, no te dejes arrastrar por la abstención pasiva.
Por la abstención activa y las secciones sindicales.