Cerca de cincuenta personas nos reunimos el pasado viernes en los locales de la Federación Local de Madrid para compartir espacio y debate con el educador Enrique Martínez Reguera. Bajo el título Las instituciones contra la infancia, Enrique nos habló cerca de una hora sobre cuál era el impacto del Estado y sus herramientas en el crecimiento de los niños.
Presentó el viejo debate entre quien consideraba a los niños propiedad de sus madres y padres, modelo de la sociedad occidental-capitalista, y quien consideraba a los niños propiedad del Estado, modelo de la sociedad oriental-marxista; y cómo el modelo neoliberal había dado una vuelta de tuerca, consiguiendo que los niños ricos fueran indudablemente de los padres y los niños pobres indudablemente del Estado. Supone, en última instancia, la criminalización absoluta de la pobreza. Supone una frontera entre personas que consumen y personas que son consumidas.
Precisamente, las relaciones del gran capital con la infancia fue uno de los ejes de la charla de Enrique: las leyes aparecidas en democracia sobre los muchachos sólo han allanado el camino a grandes empresas. Miles de euros fluyen entre el Estado y grandes empresas, mediando informes de psicólogos, trabajadores y educadores sociales, para que estas últimas se encarguen (y no eduquen, de hecho) de los niños que las instituciones han decidido llamar (insultar, en palabras del ponente) como difíciles.
Otro de los grandes ejes de la charla de Enrique fue la relación entre Derecho y Pedagogía; argumentó que ambos son términos opuestos y antagónicos pero que, en la actualidad, estaban mezclados y confundidos en el trato a los chavales convertidos, de repente, en menores.
A continuación hicimos un debate en el que se plantearon distintas problemáticas ¿Deben reconstruirse relaciones humanas entre personas que hayan maltratado y hayan sido maltratadas? Si es así, ¿Cómo debe hacerse? ¿Cuál es la relación que debe establecerse entre trabajadores de la intervención social y la enseñanza con los chavales?
Enrique señaló en su charla que hay razones para el optimismo; que tres – aunque parezcan uno-, son los aspectos que debemos mantener para seguir en la lucha por los chavales: la entereza personal; la crianza como base para las relaciones sociales; y la necesaria reconstrucción del tejido social, perseguido y aplastado por estas mismas instituciones.
Esperamos poder volver a encontrarnos pronto, tanto con Enrique como con otras amigas. Hasta entonces,podéis acceder a un fragmento de la charla haciendo click en el enlace final.
¡Salud, libertad y anarquía!