El pasado miércoles 2 de junio regresamos a las puertas de la O.N.G. Plan International para exigir la readmisión de nuestras compañeras, que fueron despedidas por enfrentarse a la dirección para mejorar el sector de la captación. Qué gran ejemplo de solidaridad el que dimos nosotras apoyando su lucha y que mal ejemplo el suyo, tratándose de una O.N.G. Nosotras preferimos reivindicar la solidaridad de la gente sencilla, como la de un viandante que nos animó a seguir protestando porque, según su criterio, “estos son unos sinvergüenzas”, o cuando uno de los profesionales de salud del ambulatorio que hay enfrente de la sede de la entidad explotadora se animó a tomarnos fotos para subirlas a sus redes sociales después de ser informado del conflicto.
Por supuesto, no faltaron los nervios del equipo directivo que allí se encontraba, ni la pertinente llamada a la policía (que de poco o nada sirvió), ni los detalles simpáticos, como cuando el abogado, al salir los agentes de la ley de la sede de Plan International, se apresuró a cerrar la puerta con llave. Pero es comprensible que estén inquietos, a fin de cuentas, el próximo 9 de junio van a tener que volver a enfrentarse con nosotros en los tribunales, esta vez en el Tribunal Superior de Justicia y teniendo en cuenta que ya llevan a sus espaldas dos condenas por represión sindical supongo que es como para que les tiemble el pulso.
Esta concentración vuelve a ser un aviso de que la lucha no cesa porque estamos empeñadas en demostrar cada día que nuestra solidaridad es mucho más fuerte que su explotación.