Este 9 de marzo hay una nueva convocatoria de trabajadoras de la enseñanza, estudiantes y familias contra la LOMCE y la CNT sale a la calle pese a que la convocatoria no sale de ninguna asamblea de ningún movimiento de base y pese a que carece de carácter popular. Salimos porque la movilización es el estado natural de la CNT.
Es sencillo: queremos tumbar la LOMCE, queremos revertir los recortes e incorporar a los miles de docentes despedidos y a otros muchos más porque para trabajar todos hay que repartir el trabajo. En realidad queremos todo eso y mucho más porque creemos que hay que tomar impulso para realizar movilizaciones sólidas y continuadas en el tiempo. Esas movilizaciones para ser reales tienen que surgir desde las bases, de asambleas de centros de trabajo, escuelas, institutos, universidades. Queremos huelgas que paren los pies a quien nos quiera pisar, unas huelgas que conquisten derechos, que hagan temblar el capitalismo. No vamos a ocultarlo: llevamos una escuela nueva en nuestros corazones a imagen y semejanza de ese mundo nuevo que queremos construir. Esas huelgas que queremos son un poco de ese mundo nuevo: un espacio entre iguales, un espacio donde la solidaridad es vital. Las huelgas son la demostración de que nosotras, las proletarias del mundo, somos las que lo ponemos en marcha todos los días. Sabemos de lo que hablamos. La jornada de 8 horas de trabajo diarias la conquistó a través de la llamada huelga de La Canadiense, la CNT, en 1919. Eso no se consigue ni con abogados, ni con políticos de un partido u otro. Para eso lo único imprescindible eres tú.