Calle de San Bernardo, diez de la mañana. Nos encontramos una decena de compañer@s con un megáfono, una pancarta y una bandera enfrente del paraninfo de la UCM, donde se celebró un acto de celebración de apertura de curso al que varios catedráticos fueron invitados.
CNT estuvo presente para “dar una calurosa bienvenida” a tan selecto grupo en el marco del conflicto iniciado en noviembre del 2010 comenzado por el despido de 350 trabajadores por el que fuera entonces rector, Carlos Berzosa, y continuado por su sucesor, José Carrillo, que despidió en febrero de este año al Delegado de la Sección Sindical de la CNT en la UCM. Este despido fue declarado improcedente por el Juzgado de lo Social nº 15 de Madrid, en la sentencia nº 381/2011 de 29 de junio de 2011, ya que entiende a la beca de colaboración utilizada por la UCM como una contratación laboral encubierta «que no puede tener amparo judicial». CNT reivindica la contratación de los becarios de colaboración, la retirada del Plan de Reequilibrio Presupuestario y la readmisión de los compañeros despedidos.
El piquete realizado por el sindicato el día 30 de septiembre del 2011 a las puertas del paraninfo duró unas dos o tres horas (tiempo después de la entrada de los invitados, algunos de ellos ya llevaban el birrete y la toga, preparados para su particular fiesta de disfraces) en las que se repartió un buen número de panfletos, tanto a los transeúntes como a los que asistían al “sarao”. Había gente interesada que se paraba para preguntar por la situación, entre ellos algunos de los asistentes al evento (aunque por supuesto la mayoría pasaba de nosotros o incluso se mantenían a unos metros a distancia).
La acción transcurrió con algún accidente como un motorista que se paró para decirnos que debíamos ir a la Moncloa en vez de estar allí, nos acusó de subvencionados (al igual que alguna otra persona que pasaba), increpó a algunos compañer@s por su aspecto (piercings y otros) diciéndoles que ellos ni habían trabajado ni trabajarían nunca, además de amenazarnos con pegarnos. También nos encontramos con uno de UGT que ante nuestras consignas anti-subvencionados nos dijo que él sí estaba allí (sí que estaba, en el bar de enfrente).