17 años trabajando en un centro no parecen ser suficientes para que, dos años después de haber fallecido por COVID, se te rinda un sencillo homenaje mostrando tu imagen sonriente en una triste pantalla a la entrada del centro, dando razones que no hay por donde cogerlas (“algunos profesores y conserjes no están de acuerdo, también han fallecido familiares de alumnos y ya se les hará un homenaje a todos/as…”)
17 años, la edad de algunos de nuestros alumnos/as, más tiempo aquí que la mayoría de los docentes veteranos del centro, y no mereces ni unos minutos de recuerdo, aún cuando sólo pretendiéramos recordarte con una sencilla imagen, y homenajearte por estos dos años que llevamos ya sin disfrutar de tu compañía.
17 años, y no son suficientes para no ser relegada al olvido por quienes ni siquiera te conocieron. Recuerda tanto a ese tema eterno y lamentable de “mejor no reabrir heridas…”.
17 años de trabajo, y dos de silencio…
Dos años ya sin ti, y no nos acostumbramos. Te echamos de menos, Marijose.
Ni morir ni enfermar trabajando.