Algunas personas de este sindicato aún no estábamos entrando en la universidad cuando la lucha contra el Plan Bolonia resonaba en los medios y en las calles con cierta voz. Y como entonces, cada año ha sido un pequeño avance para la privatización del sistema educativo hasta la actualidad. Las/os estudiantes nos retorcemos un poco en nuestros pupitres cada vez que se anuncia una nueva reforma y, de cuando en cuando, salimos a la calle a mostrar nuestro mal humor. La lucha en la enseñanza se mueve a golpe de estacazo, y somos incapaces de articular una respuesta estable al proceso de desmantelamiento de la educación pública. Planteamos la lucha como pequeñas batallas que se resumen en pequeñas derrotas, y la frustración y el inmovilismo se han apoderado de los campus universitarios, cediéndole terreno a los buitres del descontento. Cuando estos se acercan para ver si pueden sacar provecho de nuestra nula capacidad de luchar por nosotras/os mismas/os, vemos alguna repentina convocatoria por parte del Sindicato de Estudiantes o el CEM, que acaba con una pobre manifestación y algunas fotografías de nuestras/os líderes estudiantiles en la prensa.
Algunas/os quizás se sientan aliviados tras este tipo de convocatorias, como el ciudadano de bien que cotiza a su ONG, pero lo cierto es que todos sabemos que sólo ha sido una forma de decir “al menos podemos aparentar que resistimos”. Cada convocatoria de huelga es una nueva constatación de que en la universidad estudiantes y trabajadoras/es somos incapaces de defender lo que nos pertenece, y necesitamos que nos lo apañen las/os profesionales de la política.
Queremos que otros hagan la lucha por nosotras/os y que la lucha no se salga de lo que los gobernantes nos dejen, y cuando fracasamos parece que es imposible hacer frente al destino. Plantear otra forma de lucha se hace tan necesario como plantear otra forma de educación. Las huelgas deben ser decisión de las/os propias/os estudiantes y trabajadoras/es, y no imposiciones de ninguna organización, éstas son un golpe en la mesa cuando la gente que lucha está organizada, deben ser la culminación de un proceso de capacitación y agitación por parte de todas y todos, de una lucha constante y progresiva. De nada sirven las huelgas simbólicas de un día si no es para salir en los medios y aparentar. Y ya basta de aparentar.
Caminar todas/os juntas/os hacia una educación realmente libre y gestionada por nosotras/os mismas/os, implica necesariamente aprender en la propia lucha, entre iguales. No queremos dejar nuestro aprendizaje a los intereses del capitalismo, ni tampoco a los de los políticos que rigen la educación pública llamada “de todas/os”. Porque pública o privada no nos vale, pues ninguna representa nuestros intereses. Luchar contra estas reformas educativas sólo es el primer paso, el paso necesario para tomar fuerzas y ser realmente capaces de decidir cómo queremos trabajar y aprender. Basta de luchas mediáticas. Por la organización y el asamblearismo.
¡La lucha y la educación las construimos entre todas/os!
Sindicato de Enseñanza e Intervención Social
Sección de Universidad universitaria@ensemad.cntmadrid.org
CNT-AIT Madrid