Una vez más surge después de medio curso de parón, esta vez, la noticia de que el Sindicato de Estudiantes convoca una huelga general de estudiantes para los días 26 y 27 de marzo. Una vez más, un sindicato que de sobra es conocido por su amarillismo y por su oportunismo, minoritario, vuelve a marcar los tiempos de actuación, cual CCOO o UGT. Y, una vez más, reactivamos la lucha, casi muerta durante este curso, para ir a la “huelga”.
Es curioso cómo se vanalizan las palabras y las luchas; cómo ha pasado de ser “huelga” una palabra que infundía miedo a los explotadores y gobernantes; para pasar a ser un chiste malo de un pasado ya remoto. Una huelga con fin nace muerta, una huelga que no es la culminación de la lucha diaria y, sobre todo, colectiva, es pura pantomima, lavado de cara (o de conciencia, para quien la tenga) de las supuestas organizaciones revolucionarias.
Y es aquí donde estas organizaciones, socialistas la mayoría, se llenan la boca con la palabra huelga y de críticas al capital. Críticas vacías ya que hace tiempo que se olvidaron de lo que realmente significaba ser socialista, de lo que significaba la lucha y aquí nos encontramos haciendo que luchamos, queriendo asustar a un gobierno que se sabe con una clase obrera disgregada y pasiva, que no es capaz de afrontar el problema común de la explotación, entretenida en luchas intestinas por el poder democrático; es decir, por el juego político de las diferentes organizaciones.
Y es por eso que, esta organización, la CNT, no quiere saber de intrigas palaciegas, no quiere saber de democracias, no quiere saber de falsas mayorías. Por eso nuestra lucha, sin habernos olvidado de nuestros orígenes, sin olvidarnos de por qué se empezó a luchar, de qué queremos y de cómo lo conseguiremos, quiere ser una lucha honesta, una lucha colectiva, en que cada integrante, cada persona, cada luchador cuente como cualquier otro, sin comités todo poderosos, sin líderes omniscientes y sin ningún tipo de subvención que nos ate a la mano del gobernante de turno.
Nosotros, recordando lo que significa ser socialista, queremos y luchamos por una sociedad justa, dirigida por sus integrantes directamente, sin fe en políticos ni en curas, en que la persona pueda desarrollar todo su potencial, libre de injerencias de gobiernos, iglesias o líderes cualquiera. Pero esto sólo será posible cuando las necesidades de todas las personas estén cubiertas, cuando todos/as vivan bien, de modo que nadie pueda aprovechar la necesidad del prójimo en beneficio suyo.
Está claro, pero lo haremos explícito, para que supuestos socialistas, comunistas autoritarios, traidores, entiendan bien claro que ser socialista es opuesto a ser autoritario. Nosotros luchamos contra cualquier tipo de opresión puesto que, claro como el agua para aquel que no ha sido envenenado por el ansia de poder político, crea una división de clases igual que la existente ahora, crea una explotación, por tanto, de los que deben obedecer en pos de, como siempre en la historia, alimentar a aquellos que, por gracia del Partido, han nacido para dirigir a las masas ignorantes. En definitiva, luchamos contra el Estado, capitalista o comunista (que no es más que capitalismo de estado), luchamos contra el patriarcado, y, en general, luchamos contra toda autoridad. Luchamos por el comunismo libertario.
Pero, como aquéllos que viven del sudor del trabajador, no van a ceder en su intento de aumentar sus beneficios y, por tanto, de exprimirnos más como clase, sólo hay una solución: la autodefensa. El apoyo mutuo, la solidaridad y la acción directa son nuestras armas y nuestros medios; ellos pueden tener más dinero, pero qué es esto sino papel y metal; pueden tener más armas; incluso pueden tener policía y ejército; pero qué es todo esto cuando el pueblo, nosotros, trabajamos unidos, cuando vemos las agresiones del compañero como nuestras y cuando entendemos que no nos van a regalar nada y que la única manera de obtenerla es la lucha directa; qué es todo eso cuando nosotros somos más y luchamos por una causa más elevada.
Pero ya está bien de luchas mediáticas. Ya está bien de lavados de cara. Ya está bien de huelgas puntuales interesadas y políticas. Es hora de sobrepasar partidos y sindicatos y a todo aquél que quiera poner piedras en el camino de la liberación. Es hora de formar asambleas, de decidir horizontalmente y de analizar la realidad como es, no como quieren que la veamos. Es hora de ver que el problema no es esta o aquella ley, no es este o aquel gobierno; el problema es el sistema que mantenemos con nuestro sudor y es contra este sistema capitalista contra lo que tenemos que luchar. Y como no hay sistema en que reine la desigualdad que no necesite imponerse mediante la opresión y el miedo: miedo al cambio, miedo a ser diferente, a pensar diferente, luchemos contra esa institución que es la encargada de ello: el Estado. Y, en definitva, contra todas esas relaciones humanas, viciadas por años de autoridad, que quieren negar la libertad a la otra persona.
Por la libertad, la igualdad y el apoyo mutuo.
Por el Comunismo Libertario
Por la Anarquía